"La sentadilla ha sido, durante mucho tiempo, el ejercicio más importante y a la vez el más incomprendido en todo nuestro arsenal de entrenamiento. La sentadilla, realizada con su rango de movimiento completo, es el ejercicio más útil que se puede realizar en la sala de pesas, y nuestra herramienta más valiosa al momento de generar fuerza, potencia y masa muscular.”
A la sentadilla se le considera, erróneamente, un ejercicio de piernas. La
verdad es que la sentadilla, correctamente realizada, trabaja y fortalece casi
todos los músculos del cuerpo: los brazos y hombros que sostienen la barra en
la espalda, el tronco y los abdominales que estabilizan la espina dorsal, los
glúteos y las piernas, que mueven al cuerpo entero y a la barra sobre éste. Dentro
del gimnasio, la sentadilla es indudablemente el ejercicio más costo-efectivo
de todos. Pero más allá de su eficiencia, quizás lo más valioso de las
sentadillas es el hecho de que generan equilibrio
y balance entre los músculos del
cuerpo.
Imaginemos una persona que entra al gimnasio y decide entrenar sus piernas.
Se encuentra con un press de piernas, una máquina multipower, máquina de
cuádriceps, curl de femoral, máquina de gemelos… Siguiendo la ficha que le dan
los monitores, realiza religiosamente su rutina utilizando todos estos artilugios.
Esta persona aún no se ha dado cuenta de que si hiciera sentadillas trabajaría
TODOS los mismos músculos (y muchos más) de los que, de modo aislado, trabajaría
utilizando dichas máquinas. No solo eso, sino que además los trabajaría de
manera conjunta, al unísono y de la manera en que han evolucionado para
trabajar. En palabras simples, hacer sentadillas genera sinergia y coordinación
entre los músculos, potenciando su fortalecimiento de manera proporcional y
equilibrada. Por tal motivo, ser fuerte en sentadillas ayuda a mejorar tu
performance (y a prevenir dolores y lesiones) en actividades como correr,
saltar, andar en bicicleta, trepar, agacharse, cargar cosas pesadas, subir
escaleras... No es sorpresa que muchos atletas (de múltiples disciplinas) elijan
la sentadilla como ejercicio clave para mejorar su nivel de atletismo.
Seguro que no te imaginas lo fuerte que tú (o cualquier persona) puede
llegar a ser en sentadillas. La fuerza está inscrita en nuestros genes y con un
entrenamiento adecuado ésta puede ser alcanzada. Unas imágenes hablarán más que
mil palabras, por lo que os dejo aquí algunos ejemplos de fuertes levantadoras
y levantadores:
Daniela Melo, powerlifter, rompió el record mundial femenino en sentadillas en categoría junior. Aqui la vemos casualmente moviendo 205 kg. |
Lídia Valentín, campeona mundial del halterofília por parte de España, utiliza la sentadilla como ejercicio para aumentar su fuerza y su performance en su deporte. Aquí la vemos moviendo 170 kilitos. |
Mat Fraser, crossfitter y ganador de los Crossfit Games, aquí levantando 220kg. La sentadilla es un movimiento importantísimo para todas las disciplinas atléticas. Es Crossfit no es una excepción. |
Existen diversas variantes de la sentadilla, las más conocidas siendo la
sentadilla con barra alta (high-bar squat), sentadilla con barra baja (low-bar
squat) y la sentadilla frontal (front-squat). El high-bar squat y el front
squat son utilizados tradicionalmente por los halterófilos para ganar la fuerza
y flexibilidad necesarias para realizar correctamente sus dos ejercicios de
competición, el snatch y el clean & jerk. Estas dos variantes mantienen el
tronco del atleta erguido durante el descenso y colocan mayor énfasis en los
glúteos y los cuádriceps.
No obstante, el low-bar squat, preferido por los powerlifters, nos permite
reclutar, con mayor eficiencia, a los isquiotibiales y la espalda baja, además
de los glúteos y cuádriceps. Durante su ejecución, el tronco del atleta se
encuentra inclinado hacia al frente, de manera similar al peso muerto,
entrenando así más los abdominales y los músculos erectores de la espina dorsal.
Nos permite extraer mayor potencia de los fuertes músculos de la cadera, en
comparación a las otras dos variantes, y por ende mover un peso mayor. Es por
estas razones que en el programa Starting Strength se utiliza el low-bar squat.
EL LOW-BAR SQUAT: Un tutorial
1. La posición de la barra
La diferencia principal entre el low-bar squat y el high-bar squat es la
posición de la barra en la espalda. Mientras que el en high-bar squat la barra
se apoya en la parte alta del trapecio, en el low-bar squat la barra se coloca
un tanto más abajo, específicamente debajo de la espina de la escápula, apoyando
así el peso en los deltoides traseros. La mejor manera de encontrar la posición
correcta de la barra es encontrar primero la espina de la escápula. Nuestras
escapulas tienen una espina horizontal de hueso que se puede palpar con los
dedos si estiramos la mano opuesta alrededor del cuello. La barra ha de
colocarse directamente debajo de esta protuberancia de hueso.
2. El agarre
Por defecto, la mejor manera de agarrar la barra es con el pulgar por
encima y con la muñeca en posición neutral. Esta posición puede parecer
insegura en primera instancia, pero es en realidad bastante segura y, con un
poco de práctica, se pueden manejar grandes pesos de esta manera. Con las manos
en posición y la barra correctamente colocada bajo la espina de la escápula,
atornillamos la barra en su sitio sacando el pecho y subiendo ligeramente los codos. Como he dicho, puede que tome un poco de práctica, pero luego
de un par de sesiones nos sentiremos muy confortables en esta posición.
3. Los pies
El ancho de los pies variará ligeramente de persona a persona. La posición
más comúnmente utilizada es con los pies ligeramente más afuera que los
hombros, con los dedos de los pies apuntando aproximadamente 30 grados hacia
afuera. Esta ancho funcionará para el 90% de las personas. No obstante, una
persona con las piernas muy largas puede beneficiarse abriendo los pies un poco
más. Se habrá de experimentar con distintos anchos y elegir el que se sienta
mejor.
4. La mirada
Se ha de elegir un punto en el suelo, aproximadamente 1 metro al frente
nuestro. Durante todo el ejercicio hemos de mantener la mirada fijamente puesta
en este punto. Es preferible mirar al suelo (en vez de hacia al frente o hacia
arriba) por dos razones. Primero, el suelo está siempre inmóvil y a la misma
distancia, por ende, se convierte en una constante (en vez de una variable),
incluso si cambiamos de rack o de gimnasio. Segundo, el cuello (la espina
cervical) se mantiene en una posición neutral durante el descenso si miramos
hacia el suelo. Si la posición del cuello se mantiene neutral, la posición de
la espina dorsal también tenderá a mantenerse neutral y estable durante el
ejercicio, y eso es lo que queremos.
No obstante, lo peor que podemos estar mirando durante la sentadilla es
nuestro propio reflejo en un espejo. Mirarnos en el espejo genera una
propiocepción errónea en función de nuestra propia imagen reflejada. No
queremos eso. En cambio, lo que queremos es que nuestra propiocepción, al
momento de realizar la sentadilla, se genere desde la información que recibimos
desde nuestro sentido del equilibrio, de la sensación que genera nuestro propio
cuerpo en el espacio, desde cómo sentimos el peso en la espalda y desde cómo
sentimos el peso en nuestros pies.
5. La respiración
Es crítico, para asegurar la estabilidad del tronco, tomar una amplia
bocanada de aire, llenar nuestros pulmones lo más posible y apretar nuestros
músculos abdominales antes de comenzar a descender. Así aumentaremos la presión
dentro del tronco y la mantendremos elevada hasta haber vuelto a subir. Una vez
arriba soltaremos el aire y repetiremos el proceso. Esto se conoce como la
Maniobra de Valsava y es la manera natural e instintiva en la que los humanos
utilizamos la respiración para asistir en la estabilización de la espina
dorsal. Seguramente es algo que ya haces, instintivamente, al momento de
levantar algún objeto pesado.
6. El descenso
Ya hemos colocado la barra en nuestra espalda, las manos en la barra,
pulgares por encima. Hemos levantado la barra del rack y dado unos pasos hacia
atrás. Hemos colocado los pies un poco más anchos que nuestros hombros,
ligeramente rotados hacia afuera. Mirando nuestro punto favorito en el suelo,
tomamos aire y nos disponemos a descender. Durante el descenso hemos de
concentrarnos en tres puntos clave que hemos de conseguir.
Primero, hemos de mantener las rodillas alineadas con los pies. Recordad
que los pies los hemos colocado rotados aproximadamente 30 grado hacia afuera.
De la misma manera, al descender, nuestras rodillas han de estar rotadas hacia
afuera exactamente al mismo ángulo que los pies. Si viéramos la sentadilla
directamente desde arriba, veríamos como nuestras rodillas apuntan exactamente
en la misma dirección que nuestros pies.
Segundo, debemos, durante todo el trayecto, mantener nuestro centro de masa
directamente encima del centro del pie. Para conseguir esto, la barra, vista
desde el costado, ha de mantenerse directamente encima del centro del pie. Si
la barra se mueve hacia al frente, sentiremos como el peso se desplaza hacia
los dedos de los pies. Contrariamente, si la barra se mueve hacia atrás,
sentiremos como el peso se desplaza hacia los talones. Ambas cosas están mal y
hemos tratar de evitarlas. Con práctica y concentración conseguiremos que el
peso este siempre centrado a la mitad de los pies.
Tercero, hemos de bajar lo suficiente como para que el pliegue de nuestras
caderas este unos cuantos centímetros por debajo del tope de nuestras rodillas.
Esto es comúnmente conocido como romper
el paralelo. Recordemos que la sentadilla sólo es útil cuando es “realizada con su rango de movimiento
completo.” El rango de movimiento completo es alcanzado en este punto. No
es necesario, ni conveniente, descender muy por debajo de paralelo, dado que
corremos el riesgo de relajarnos en el fondo de la sentadilla. Por el
contrario, queremos intentar mantener la tensión en los músculos
isquiotibiales. Para conseguirlo, hemos de frenar la bajada un poco más debajo
de paralelo, aprovechando el rebote natural que se da en esta posición para
volver a subir.
Ahora toca ponerse a hacer sentadillas
La sentadilla es un ejercicio que, al principio, puede parecer muy técnico,
difícil de aprender y con un factor de miedo que puede que nos
haga pensárnoslo dos veces. ¡No os sentáis intimidados! Con una o dos sesiones
de práctica, el patrón de movimiento se vuelve mucho más natural y prontamente estaréis
haciendo sentadillas sin pensarlo. Buscaros un buen rack con seguridades de acero y no tendréis nada que temer.
Recordad, la sentadilla es el ejercicio más importante en nuestro arsenal. Por
sí solo, puede potenciar grandes cambios beneficiosos en nuestro nivel de
salud, como el aumento de nuestra fuerza, nuestro nivel de atletismo y nuestra densidad
ósea. Si, para mantenernos en forma, tuviésemos que elegir una sola actividad física,
¡esta debería ser hacer sentadillas! Y por hacer sentadillas nos referimos a aumentar nuestra fuerza en sentadillas.
Mucho mejor que aumentar nuestra fuerza sólo en las sentadillas es aumentar
nuestra fuerza en general. El programa Starting Strength es una buena manera de
comenzar a hacer justo eso. ¡Así que muchos ánimos y nos vemos en el squat-rack!